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miércoles, 6 de abril de 2011

Nuclearmente hablando


“Y sé que no podrás volver a confiar en mí, ya nadie confía en la energía nuclear después de lo de Chernobil”, son versos del cantautor Nacho Vegas, que trata con cierta ironía y certeza un tema que está de candente actualidad: la energía nuclear. Si bien es cierto que desde el accidente en Ucrania no se ha vuelto a ver del mismo modo esta increíble fuente de energía. A este incidente le siguió el de la central de Three Mile Island, la cual tuvo una fusión parcial del núcleo, expulsando radiación, sin embargo fue controlada a tiempo. Ambos antecedentes pusieron de manifiesto la terrorífica fuerza de la energía nuclear y las deficiencias de las centrales, incapaz de mantenerla en determinadas situaciones, he aquí que ha llegado el tercer jinete: Fukushima.


En esta localidad japonesa se desconoce a ciencia cierta aún toda la magnitud de la tragedia, pero pese al control del núcleo sigue expulsándose radiación de forma incontrolada. Todo el mundo conoce la gran eficiencia empresarial japonesa, por lo que el mundo se ha quedado anonadado ante semejante desastre y es que aunque la planta estaba preparada para soportar terremotos, no lo estaba para aguantar un tsunami. Casualidad o no ya tenemos el debate y el desastre montado.


La energía nuclear es el mayor sustento de nuestra era, por mucho que se hable de las energías renovables jamás conseguirán hacer frente a este gigante que, aunque en ocasiones peligroso, amortiza de sobra cada euro de inversión. ¿Se debe seguir inviritiendo en energías atómicas? Sí y no. Debemos revisar todas las centrales nucleares en activo y desmantelarlas si es preciso, debemos seguir confiando a corto plazo en esta energía , pero sobre todo debemos seguir investigando para hallar el modo de encontrar una fuente limpia, sana y eficiente que cubra nuestras necesidades energéticas. Y es que como dijo Confucio: “Aprender sin reflexionar es malgastar la energía”.


PS: Para animar la cosa adjunto un vídeo interesante :)





El soneto del becario

Compramos la conciencia por miseria,

vendiendo esclavitud a precio de oro

contratamos becarios, de otro modo

así cortamos el sangrar de nuestra arteria.


Las venas son billetes y nos faltan

aún bastantes para ser más poderosos

¿qué prefiere, titulados o penosos

que a falta de trabajos por el matan?


Que viva bien y mucho el estudiante,

que a falta de conciencia es bien barato,

prefiero a un ingenuo que a un pedante.


Y el chico que encima no ha roto un plato

nos sale cuanto menos muy brillante

pongámosle seis meses de contrato.


domingo, 3 de abril de 2011

Cultura gratuita



¿Internet de pago o gratuito? Esa disyuntiva lleva varios años rondando la cabeza de los mayores pensadores de la red. El debate comenzó con la música, continuó con el cine y las descargas; ahora se ha extendido a la prensa. Todo está relacionado con el polvo que ha levantado el periódico americano The New York Times al imponer el pago por consultar su edición digital. No es la primera vez que este periódico opta por esa opción: hace tiempo ya lo intentó, y fue secundado por otros muchos medios que, como él, fracasaron. Sin embargo en otros tabloides, como los ingleses, ha triunfado este sistema: diarios como The Guardian han logrado estabilizar este sistema. Sin embargo, ¿es realmente ético privar de la información a los internautas?

Con la venta en masa de los llamados “Smarthphones” -móviles con Internet- han sido numerosos los medios que han creado aplicaciones para acceder a la información. Con dichas aplicaciones se han multiplicado las visitas a las publicaciones en línea y prácticamente pueden acceder a la misma información pero “gratuitamente”. Tampoco hay que engañarse pensando que los medios no obtienen beneficios en las visitas, al menos las estándares a sus páginas web, ya que la publicidad de esta plataforma las inunda desde el principio hasta el final.

La solución alternativa que se propone desde Internet es un coste moderado por obtener la aplicación al descargarla en el Smartphone o, incluso, un pequeño pago mensual que se agregue al coste del teléfono. Sin embargo, también cabe la posibilidad de que, de nuevo, vuelva a fracasar este sistema y se vuelva a optar por un novedoso sistema mixto. La cultura, al contrario de lo que se piensa en nuestro país, no tiene por qué ser gratuita, pero tampoco tiene por qué tener precios tan abusivos como los que hasta ahora ha estado llevando. Pase lo que pase, la situación ha de ser consensuada para que Internet siga siendo cosa de todos.

lunes, 28 de marzo de 2011

Catástrofes y medios

Una de las mayores máximas del oficio periodístico afirma: “Bad news, good news; good news, no news”. Esto significa que las malas noticias siempre son buenas noticias y que las buenas noticias están ausentes de material noticioso. Resume esta frase muy bien el devenir de la profesión, en la cual, debido a la ingente cantidad de información que nos recorre, cada vez las malas noticias toman mayor relevancia.

La saturación en los medios de las catástrofes, tanto naturales como humanas, están haciendo cada vez una mella mayor en la sociedad, pero de modos bastante variados. Siempre que sucede una catástrofe natural, al ser la cifra de muertos tan alta y estar tan expuestas las imágenes en los medios, la gente acaba por insensibilizarse ante semejante atrocidad, asumiendo la tragedia como una minuciosidad. Sin embargo, cuando los medios tratan las catástrofes humanas lo hacen de tal modo que se genera una alarma general totalmente injustificada. Claros ejemplos son la repercusión en la población que haya podido tener el terremoto de Haití en comparación con la guerra de Irak, siendo el primero alarmantemente trágico en comparación con el número de víctimas del segundo.

Siempre que se produce una catástrofe natural los medios se aproximan al lugar de los hechos y centran su información en el drama humano acontecido. Pasados unos días y ante la carencia de novedosos sucesos, desplazan la noticia a secciones secundarias, recalando sólo en el número de víctimas. Vidas humanas reducidas a números. Cuando la esencia humana queda minimizada a tan pobre recuerdo, un número, las víctimas caen en el olvido. La naturaleza no entiende de maldad y las noticias exentas de ella no merecen una primera plana. Sin embargo los periodistas entienden de humanidad y deberían recalcar las tragedias para que la gente vea rostros en esos números perdidos en el fondo de las páginas.

domingo, 13 de marzo de 2011

El largo camino contra la democracia

El Partido Socialista Obrero Español, en el poder actualmente, y el Partido Popular han presentado sendas querellas contra el nuevo partido de la izquierda abertzxale, Sortu. Desde la previsión de que ETA iba a dejar las armas, han sido numerosos los partidos que se han adelantado a condenar la violencia de la banda terrorista, requisito indispensable para que puedan presentarse a las elecciones municipales.


Sin embargo, pese al cese de la violencia permanente que anunció la banda terrorista y la condenación de ésta por parte de los partidos afines a la independencia de Euskal-Herria tanto el gobierno como la oposición se han abalanzado sobre estas formaciones que abogan por un Estado democrático. Mientras tanto, los dos principales partidos, que desde hace lustros, se turnan en el poder, no hacen más que poner escollos a este tipo de formaciones regionales, las únicas capaces de arrebatarle el poder en las provincias y llegar a tener una representación parlamentaria considerable.


El celo que guardan estos partidos a esta clase de formaciones ya no se refieren en tanto alguno al apoyo político de la banda terrorista, sino más bien al temor de la representación parlamentaria que puedan conseguir. Si se tratase de condenar formaciones políticas poco éticas este requisito se hubiese ampliado a partidos que no condenan el franquismo, como la Falage Española de las Jons o el propio Partido Popular. No hay que olvidar que dicho partido desciende de Alianza Popular, un partido que fundó Manuel Fraga, ministro franquista. El problema es que los partidos abertzales son los únicos capaces de romper el bloqueo político de las grandes formaciones, que comenzó con la reforma de ley provincial que votaron ambos partidos. A lo que asistimos no es una lucha a favor de la democracia, sino en contra de ella y nosotros, pobres ingenuos, lo observamos impasibles.


Estatuto periodístico

lunes, 7 de febrero de 2011

La cultura de la imposición

La democracia siempre se ha catalogado como la forma de gobierno, no más perfecta, pero sí menos mala que existe. El propio concepto de democracia tiene su origen principalmente en el seno de occidente, es decir, es algo propio de Europa y por antonomasia de norteamérica. Sin embargo la situación hegemónica de los países occidentales (tanto militar como económicamente) hace que sea el ideal dominante. Al igual que el sistema político, la cultura de occidente (aunque tiene tintes heterogéneos) se ha ido globalizando poco a poco y presentado al resto del mundo como el modelo a seguir. El problema surge cuando se imponen culturas occidentales a países orientales sin tener en cuenta para nada su ideosincrasia.


La imposición por la fuerza de las culturas occidentales en oriente medio y el norte de África ha traido siempre como consecuencia desastrosos resultados. Claro ejemplo de ello son la imposición del Sh'á de Persia en Irán, el alzamiento de Sadam Husseín en Iraq, el apoyo incondicional a Israel en Palestina o la permisibilidad de semi-dictaduras en determinadas zonas del magreb. Todas ellas han tenido o están teniendo resultados opuestos a los que se quería manifestar. Irán tornó a un islamismo extremo tras el derrocamiento del Sh'á de la mano de los Ayatolás, Iraq está sumido en un terrible caos producido por el vacío de poder, la zona de palestina se radicaliza cada vez más a causa de la opresión sionista y el magreb comienza a despertar ahora.


El alzamiento del pueblo tunecino contra Abdin Ben Alí (en el poder desde 1987) y de los islamistas egipcios contra Mubarak (con el mando del país desde 1981) demuestra que el pueblo árabe tiene capacidad de reacción y de decisión. Occidente teme ahora un giro radical en las políticas de ambos países de modo contraproducente; de nuevo el monstruo se les fue de las manos.

lunes, 31 de enero de 2011

Los juicios mediáticos

El hombre siempre ha ambicionado conocer. Desde los tiempos más remotos, la información se ha asociado al poder, el que conocía sabía, y el que sabía estaba por encima de los demás. Es por ello quizá por lo que surgió el periodismo, por esta necesidad del ser humano. Estos actores sociales ha saciado la curiosidad humana, sin embargo, el siglo XX ha atraido tras de si una gran enfermedad: La sobreinformación.


Con la sobreinformación noticiosa, que atrajeron los medios de comunicación de masas, las personas empezaron a saturar su mente debido a la invasión de conocimiento que se produjo, perdiendo el interés por el contraste y asumiendo los engaños de mayor manera. Es entonces cuando surge otro fenómeno, los juicios mediáticos. Éstos, fruto de los perversos manipuladores de medios, se basan en la propagación de mentiras sensacionalistas que solo buscan captar a la audiencia.


Ya se han sufrido diversas contradicciones, guiadas por los medios, que han causado el pánico entre la población de manera alarmante. Todo el mundo se ha visto involucrado en la gran alarma social que han producido las dos últimas terribles pandemias, la gripe A o la gripe aviar. Al final, las dos pandemias solo fueron una quimera de lo que en realidad debían ser y todo quedó en nada. Los medios de comunicación no han pedido perdón al respecto ni lo harán.


Lo que deberíamos cuestionarnos a partir de ahora es si se ha perdido la capacidad crítica. La cualidad que nos hacía dudar de toda la información que obteníamos. Por que de ser así se ha asumido el seguir la corriente, el ir en pro del rebaño sin cuestionar las órdenes del pastor por contradictorias que sean. Puede que los medios de comunicación nos engañen con falacias y nos guíen al matadero; pero quizá la culpa es las personas que se pusieron el traje de ovejas.

lunes, 24 de enero de 2011

El drama nacional

Palomares sigue en una encrucijada 45 años después de aquel accidental drama, medio bélico, medio ambiental,. La polémica esta vez surge con ese terrible mal llamado urbanización. La olvidada radiación de la pedanía, que yace bajo tierra debido a la desidia de los EEUU por limpiar lo que ellos ensuciaron, podría surgir de nuevo a la superficie con este fenómeno. He aquí que ya tenemos los polos opuestos; unos afirman que al llenar todo el terreno de cemento (algo muy tradicional en la cultura española, también denominado ladrillazo) la radiación quedará atrapada, y otros que afectará a los ciudadanos de a pie.


Sinceramente sorprende de sobremanera que este sea el tema de debate y no otro de mayor lógica: “¿por qué no se ha limpiado lo que se ensució?. Entre los lances de asociaciones de ecologistas y partidos políticos sin duda habrá surgido esta idea, pero en el afán fratricida de la política nacional no hay cabida para luchas unionistas. EEUU ha sido el único país que ha utilizado la bomba atómica contra una población civil, y este alarmante y deshumanizador hecho estuvo a punto de producirse de nuevo, ni más ni menos que en nuestra nación. Caudilladas a parte (el zanjamiento de la polémica sirvió para estabilizar el régimen frente a la potencia) los ciudadanos debieron clamar contra semejante barbaridad.


Con la llegada de la democracia al país, Palomares se organizó con el fin de reivindicarse como víctima mientras el resto del Estado les omitió, de nuevo cegados por el resplandeciente astro de la diplomacia. El resultado es que casi medio siglo después, una parte del pueblo español sigue ensuciado por la torpeza de los mandatarios, lo más triste es que no hablamos del territorio , sino de nuestro orgullo y dignidad.

domingo, 16 de enero de 2011

Deberes y privilegios

Sucede a veces que la sociedad enferma, pero al no ser un único ser homogéneo es muy difícil alcanzar la cura. Hay curvas a lo largo de la historia que demuestran el nivel de podredumbre de este macro-organismo, pues bien, considero que la línea ha llegado a su Cenit.

El pasado 28 de diciembre cerró la cadena de información CNN+, consecuencia de la absorción de Cuatro (perteneciente al grupo Prisa) por parte de Telecinco. Decisiones empresariales llevaron a transformar 24 horas de noticias en un día de grotesca obscenidad, Gran Hermano. La cadena de Vasile le ha colocado ahora la guinda al pastel, que sin lugar a dudas será ávidamente devorado por nuestro gran público. Y he ahí que se deduce el mal que sufrimos, la escatofagia.

Se han sucedido numerosas protestas y alzamientos clamando contra semejante barbaridad (la del cierre de la cadena me refiero), pero son gritos sordos de un colectivo que jamás sintonizó el canal. Ha sido la propia sociedad la que ha otorgado escandalosas audiencias a criminales, ha observado impasible el surgimiento de ídolos de barro y oro y aplaudido sus esperpénticas actuaciones. Ahora no vale esconder la mano. Entre todos concebimos a este monstruo y es nuestro deber, al menos, asumir nuestra responsabilidad.